Después de casi tres semana de chute de Normandía, el desembarco y Bretaña, decidimos cambiar de registro en la fase de regreso a casa. Para ello planificamos una parada en Futuroscope, un parque temático en las afueras de Poitiers con atracciones distintas a lo habitual basadas en la tecnologías multimedias.
Pero hicimos una parada digamos que restrictiva, que ya tenemos unos años. Así que por la mañana bajamos desde Dinan hasta el aparcamiento de Futuroscope y a las cinco de la tarde entramos en el parque con una entrada vespertina (a 22 euros en lugar de los 53 de la de todo el día) hasta el cierre a las once de la noche. Dimos por supuesto que esas seis horas eran suficientes, como así fue. Además, teníamos alguna referencia pues dos de los viajeros ya conocían el parque, aunque lo habían visitado... un cuarto de siglo antes, más o menos.
Así que a la hora prevista entramos al parque, que se inauguró en 1987 y ha gozado en este tiempo de un enorme éxito. Ronda los dos millones de visitantes por año, pero de nuevo tuvimos buen ojo a la hora de elegir la fecha: un día laboral de tarde. Había poca gente y accedimos a las atracciones sin hacer cola, nada que ver con la anterior visita.
Perfomance paragüera para animar un rincón |
En poco rato ya habíamos visitado tres o cuatro, comprobando que el recinto seguía manteniendo un elevado nivel, aunque detectando algún fallo, a nuestro modo de ver.
Cada edificio es una atracción y dentro se repite la ceremonia de sala de espera, acceso por un vestíbulo amplísimo con vallas tipo aeropuerto, otra sala de espera, explicaciones y ya el espectáculo. Pero sin gente, es cosa de unos minutos, que sería media o una hora o más si hubiera miles de personas.
Hubo una atracción, nueva, que realmente nos impresionó por su calidad y por trasladarte de manera realísima a un viaje sobrevolando el mundo montado en una silla. Flipante, nos entusiasmó tener la sensación de volar sobre desiertos, montañas y países. Se trata de El viaje extraordinario, inaugurada en 2016.
En otras atracciones, este realismo se veía comprometido, al igual que la salud de nuestra espalda, por la virulencia del constante traqueteo y los fuertes y bruscos movimientos de la silla a la que estábamos anclados. A esos fallos aludía antes.
Tanto, que algunos de los viajeros nos salíamos de la sala cuando advertían que la atracción no era adecuada para embarazadas, personas con vértigos o problemas de espalda.
En este magnífico edificio vimos un documental sobre la estancia de unos astronautas en la estación espacial internacional durante seis meses. |
Pero en general disfrutamos mucho, paseamos por sus rincones, sus grandes plazas ajardinadas y recintos exteriores dotados de sillas, bancos y hamacas para comodidad y tertulia de los asistentes.
Muchos lugares estaban decorados con estatuas tipo Botero que nos encantaron, especialmente por su originalidad.
El parque depende del Conseil General de la Vienne, que es el departamento al que pertenece la ciudad de Poitiers. Todas las atracciones, cuya temática cambia con cierta periodicidad, se pueden consultar en este enlace.
También nos pareció muy destacable la atracción La Vienne dinámica, claramente concebida para hacer publicidad de este departamento. Pese a su carácter digamos que institucional, han logrado encajar este objetivo con un viaje por la región que engancha.
Entonces decidimos tomar un tentempié en un restaurante de los varios que hay y hacer tiempo hasta el espectáculo, que empezaba a las 22:30.
Curioso tobogán para hacer las delicias de los más pequeños |
El espectáculo, algo tardío para que la noche permita los juegos de luz, tiene por escenario un enorme estanque dotado con una grada gigantesca, iluminación y chorros de agua.
Se llama La llave de los sueños y se desarrolla sobre una lámina de agua de 7.000 metros cuadrados. Y aunque era un día de floja entrada, al final la grada prácticamente se llenó pues el espectáculo goza de merecida fama y ha sido merecedor de algún premio.
Hologramas con figuras casi humanas aparecían y desaparecían entre las aguas, para deleite de los espectadores.
En resumen, un espectáculo muy atractivo para concluir la jornada a pesar de que la diálogos rápidos en francés no eran comprensibles para nosotros, pero sin duda la clave era lo visual.
Y por lo que vimos allí, al resto del público, obviamente francés en su inmensa mayoría, le gustó todavía más. Salimos contentos y enseguida llegamos a la autocaravana que no estaba estacionada en un área como tal (al parecer se encuentra en remodelación) sino en un aparcamiento normal, para autobuses y habilitado ahora también para autocaravanas pero sin servicios, donde te permiten estar de ocho de la mañana a las ocho de la mañana del día siguiente por nueve euros, tarifa fija. Así que, después de dormir tan ricamente y antes de esa hora, ya estábamos fuera del recinto, camino del País Vasco.
A lo largo de un viaje se producen situaciones no previstas, anécdotas y curiosidades, algunas de las cuales han tenido reflejo gráfico y os ofrecemos. En la foto superior, recogemos el momento del rescate casi aéreo de una señora que sufrió un traumatismo subiendo por la escalera de la Torre del Reloj, en Dinan. Dada su estrechez, los servicios de emergencia no pudieron bajarla por las escaleras y optaron por llevarla a la parte superior y descenderla mediante una gigantesca grúa.
El incidente se produjo poco antes de que fuéramos a subir nosotros y provocó el cierre de la Torre. Por tanto, la visita quedó pendiente. El rescate debió de ser complicado ya que al volver a pasar por el lugar, un par de horas después, coincidimos con el momento de la bajada de la señora, que desde la camilla mostraba el dedo pulgar hacia arriba, señal de que estaba consciente y no demasiado mal.
En Saint Valery en Coux, villa de la que no hemos hablado casi nada, descubrimos una curiosa iglesia dedicada a los marineros. En su fachada lucía la silueta de un barco de vela.
E igualmente dentro la temática marinera destacaba.
Los aficionados a los viajes saben que solo al regreso se descansa, y que viajar agota. Y con esta foto queda totalmente demostrado, aunque la caravana permite recuperar fuerzas con mayor comodidad.
Y desde luego se viaja con mucha comodidad, ¡especialmente en la segunda fila!
En Veule les Roses entramos en una tienda que vendía todo tipo de cosas extrañas, como este de la foto que, al parecer, quiere ser un columpio en forma de caballito.
Jardín de la misma tienda, desde ropa, hasta objetos decorativos varios, juguetes...Al fondo , la torre de la bonita iglesia de Veules les Roses, un pueblo que nos encantó. |
Durante los días previos al 6-J, en las playas del desembarco vimos varios aviones que nos parecieron bombarderos de la Segunda Guerra Mundial sobrevolar los arenales. Imaginamos que estaban dando ambiente de época a las celebraciones.
En el sendero de Dinard a Saint Malo un tramo discurre por las rocas de una playa. Y como las mareas mandan, el trazado tiene dos versiones en función de la altura del agua.
Al fondo se ve la cité de Saint Malo |
En cualquier caso, teníamos Saint Malo enfrente y recorrerlo por uno u otro lado supuso un placer. Lo curioso es que todos los barquitos estaban fondeados en medio de la ensenada, por lo que el trasiego de pequeñas barcas para llegar hasta ellos era constante.
En una de las playas del Desembarco descubrimos una imagen de época en la que aparecía una casa que todavía existe y perfectamente reconocible. En la imagen superior, en la de Utah, un caso similar: una fotografía de 1944 de soldados americanos apoyados en un búnker alemán, búnker que todavía existe y que ha colgado un cartel explicativo con la foto tomada 78 años antes.
Los monumentos a los caídos están siempre presentes en toda Francia. En algunos casos son genéricos pero en otros, como este de Ouistream, se pormenorizan nominalmente todas las víctimas.
La preocupación por los insectos se manifiesta también en el Oeste de Francia, donde a veces encontramos este tipo de instalaciones para protegerlos.
Y mucho más curioso este invento casero para suplementar un canalón con el tramo final amputado que nos encontramos en una calle de Dinan.
Y antes de despedir el blog, recuperar esta imagen de la escalera del faro de la isla de Ré, como mínimo una escalinata de lo más atractiva.
Ya en España hicimos una parada en Haro (La Rioja), en un camping realmente bueno con el atractivo añadido de las numerosas y famosas bodegas que se encuentran a su alrededor. Nuestros familiares de Logroño, José y Pili, se acercaron a pasar la tarde con nosotros. Y con esta imagen junto a la estatua de un paisano que embotella vino, despedimos el relato de nuestro trayecto autocaravanero a la espera de nuevas emociones viajeras, que si no me equivoco tendrán por escenario el próximo otoño la isla de Sicilia. ¡Hasta entonces!
De Normandía y Bretaña los cuatro viajeros vinimos encantados, que es lo máximo que se puede pedir.